domingo, 7 de julio de 2013

El Principio de Peter


El principio de Peter es un libro que hace referencia acerca de la incompetencia, el autor Raymon Hull toma este principio por las experiencias que ha tenido y que suceden en la vida,  narra ejemplos  de cómo vivimos en un mundo de incompetencia  y que quizá hemos sido competentes pero hacemos las cosas tan difíciles que caemos nuevamente en la incompetencia, a continuación una breve explicación de lo que consiste el principio de Peter.

Algo que sucede comúnmente en nuestras vidas es que existen personas competentes e incompetentes y que comúnmente hay errores en los  procesos, por ejemplo los edificios  que en ocasiones se derrumban y que se debe a una falla que cometió una persona incompetente, y ejemplos como estos hay muchos más que pasan a nuestro alrededor.

Otro ejemplo de lo anterior , es de la queja de los automovilistas  sobre los defectos que tienen sus coches nuevos, y que se ha comprobado que la quinta parte de los automóviles de las principales fabricas tienen defectos potencialmente peligrosos y es un grave nivel de competitividad. Ejemplos como estos existen varios, como en la educación, en el gobierno, en la industria, etc.

Cabe mencionar que como personas tendemos  a subir a niveles de competencia y que la mayoría aspira a alcanzar una mejor posición, sin embargo por los diferentes problemas que se presentan como los ejemplos anteriores, las personas tendemos a culpar a los demás cuando quizá el error esta entre nosotros y que por eso no logramos vencer la incompetencia de nosotros mismos y que se halla en todas partes.

El autor nos dice que la causa de la incompetencia  radica en las reglas de los empleados, ya que ellos ascienden  en  una jerarquía  pero después ocurren sucesos en el ascenso, en si  el Principio de Peter  es “una jerarquía, donde todo empleado tiende a ascender  hasta su nivel de competencia”. A continuación un ejemplo de lo que ocurre con los empleados:

 E. Diestro era un aprendiz excepcionalmente trabajador e inteligente del taller de reparaciones "G. Reece y Compañía", y no tardó en ascender a mecánico especialista. En este puesto, demostró una extraordinaria habilidad para diagnosticar oscuras averías e hizo gala de una paciencia infinita para arreglarlas. Fue ascendido a encargado del taller. Pero aquí su amor a la mecánica y a la perfección se convierte en un inconveniente. Emprenderá cualquier tarea que le parezca interesante, por mucho trabajo que haya en el taller. "Vamos a ver qué se puede hacer", dice. No dejará un trabajo hasta quedar plenamente satisfecho de él. Se entromete constantemente. Raras veces se le encuentra en su puesto. Generalmente, está con la nariz metida en un motor desmantelado, mientras el hombre que debería estar haciendo ese trabajo se encuentra de pie a su lado mirando, y los demás obreros permanecen sentados esperando que se les asignen nuevas tareas. Como consecuencia, el taller se halla siempre sobrecargado de trabajo, siempre desorganizado, y los plazos de entrega se incumplen con frecuencia. Diestro no puede comprender que al cliente medio le importa muy poco la perfección. ¡Lo que quiere es que le devuelvan puntualmente su coche! En consecuencia, Diestro se ve siempre en dificultades con sus clientes. Era un mecánico competente, pero ahora es un encargado incompetente.

Si nos damos cuenta esto ocurre comúnmente, que hay personas que aspiran a ascender y una vez estando en el puesto no son capaces de sostenerlo y de ser competentes vuelven al descenso.

Conclusión:

La competencia existe en todo momento, por la necesidad que tenemos de aspirar a algo mejor, pero al igual que existe la competencia también hay grandes niveles de incompetencia.

Todo esto se vuelve un ciclo, donde a veces estamos arriba y en ocasiones caemos. Es un tema interesante, ya que esto lo vivimos a diario, en la escuela, en el trabajo, en todos lados y que tenemos que aprender a manejar este ciclo.

 

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